Todos hemos oído hablar de la famosa presión en el pecho, la sensación de miedo intenso y la respiración agitada. Es posible que tú, que me lees en este momento, sufras o hayas sufrido ansiedad, o conozcas a alguien que la sufre. Pero, ¿qué es la ansiedad en realidad?
¿Qué es la ansiedad?: el elefante en la habitación
La ansiedad se ha convertido en una auténtica epidemia. Las estadísticas indican que en 2024, el 34% de los españoles sufren algún tipo de trastorno mental, la mayoría de ansiedad. Si a esos datos sumamos la población subclínica, es decir, aquellos que sufren ansiedad pero no están diagnosticados, las cifras se vuelven escalofriantes.
En consulta, los pacientes más jóvenes ya incluyen términos como ansiedad, estrés, disociación, trauma y muchos otros. De hecho, tristemente, los más jóvenes saben qué es la ansiedad, no porque se lo hayan explicado en más allá de unos cuantos reels en redes sociales, sino porque muchos de ellos la sufren en su día a día.
Pero, si es tan frecuente y está tan extendida, ¿por qué nadie nos explica «oficialmente» qué es la ansiedad y qué podemos hacer para manejarla?
Las razones son muchas y variadas. La primera y más obvia es que no se invierten recursos suficientes en investigación y tratamiento. Cuando acudimos al médico por un episodio de ansiedad, en muchos de los casos ni siquiera vemos al psiquiatra, que es el especialista.
Es el propio médico de familia quien, cuya formación sobre lo que es la ansiedad proviene de la perspectiva médica y no psicológica, receta ansiolíticos que trabajan los síntomas más incapacitantes de la ansiedad, pero cuyos efectos secundarios siguen siendo demasiados y que, por supuesto, no trabajan en absoluto el foco real de la ansiedad.
El objetivo es que, a pesar de sufrir una ansiedad que en la mayoría de los casos debe ser tratada en su origen con terapia psicológica, las personas puedan seguir siendo funcionales, seguir yendo a sus puestos de trabajo y que el mundo siga girando.
Pero esta solución es pan para hoy y «trastorno para mañana».
Lo que hay más allá de los síntomas
La ansiedad es una respuesta de nuestro sistema nervioso ante una amenaza presente, futura, real o imaginada, cuyo objetivo es que nos pongamos a salvo. La ansiedad nos avisa de que nuestra necesidad de sentirnos seguros no está cubierta.
Desde tiempos de las cavernas, los seres humanos hemos necesitado vivir en un entorno físico y emocional lo suficientemente seguro, estable y predecible, es decir, libre de depredadores o cualquier otro peligro potencial.
Cuando algo alteraba esa seguridad, aparecía la ansiedad y todo el conjunto de reacciones que engloba para empujarnos a hacer lo que tuviéramos que hacer para reestablecer la seguridad.
La ansiedad incluye diferentes reacciones en nuestro cuerpo:
- A nivel emocional: sentimos miedo, terror, preocupación, pánico y cualquier otra emoción relacionada con el peligro que hemos detectado. La emoción nos avisa de que hay un peligro.
- A nivel cognitivo: tenemos pensamientos negativos, catastróficos, extremos, etc. y lo hacemos porque nuestra mente está considerando todos los peligros posibles que pueden hacernos daño para protegernos.
- A nivel conductual: sentimos la necesidad de escapar, salir de esa situación o evitar si quiera estar en ella, cualquier conducta orientada a alejar el peligro de nosotros o nosotros de él.
- A nivel físico: ritmo cardiaco acelerado, respiración agitada, temblor, sudor y cualquier otra reacción fisiológica que prepare a nuestro cuerpo para salir corriendo o defendernos del peligro.
Como ves, cada una de esas respuestas cumple una función necesaria para defendernos de un peligro que podría comprometer nuestra seguridad y, por lo tanto, nuestra supervivencia. Ahora bien, en la actualidad no solemos enfrentar peligros que comprometan nuestra vida de manera directa, ¿no?.
Entonces, ¿por qué reaccionamos como si viviéramos todavía en las cavernas? Pues porque la sociedad ha evolucionado mucho más deprisa que nuestras estrategias adaptativas. Así, cuando tu sistema percibe un peligro actual, reacciona con mecanismos de entonces.
Hoy en día, lo que nos genera ansiedad es pagar la hipoteca, entregar a tiempo un informe, que mi pareja me abandone o la opinión que tienen los demás de nosotros, por ejemplo. Aparentemente, nada de eso supone un peligro directo para nuestra vida. Aparentemente.
En futuros post explicaremos cómo en realidad todo es mucho más complejo y no podemos limitarnos a saber qué es la ansiedad para trabajarla, porque la ansiedad es la punta de un iceberg que esconde muchas otras cosas.
Por qué necesitamos, entonces, saber qué es la ansiedad
Porque la vamos a encontrar en la mayoría de trastornos mentales, pero también en la mayoría de las personas de aquí en adelante. Nuestra forma de vida es una forma de vida «ansiógena».
Hemos diseñado una forma de vivir en la que constantemente tenemos que sostener un nivel de incertidumbre tremendo y nuestro entorno ya no es ni seguro, ni estable ni predecible.
Venimos atravesando crisis económicas, políticas, guerras, terrorismo, pandemias, un capitalismo y una competencia feroz y despiadada, que engloba todos los aspectos de nuestra vida, se nos venden estándares inalcanzables y estamos perdiendo la capacidad de construir vínculos personales seguros y saludables.
Y todo ello con una educación emocional nula y unos niveles de traumatización elevados, que nos lleva a sentirnos completamente perdidos cuando tenemos que gestionar emociones, abrumados y sobrepasados por ellas. Con la única estrategia de escapar de la ansiedad y del dolor como buenamente podemos. Unos comen por ansiedad, otros desarrollan rituales como en el TOC, adicciones, scroll infinito en redes sociales…
Saber qué es la ansiedad es el primer paso para lidiar con el problema, pero tendremos que aprender también a manejar sus síntomas y, reconocer que hay muchas, demasiadas cosas que debemos empezar a cambiar para que nuestra sociedad deje de ser generadora de ansiedad.